La esterilización puede definirse como la destrucción estadísticamente completa de todos los microorganismos, incluidos las bacterias y las esporas más resistentes. La mayoría de los microorganismos mueren por encima de los 80°C pero no en todos los casos. A mayor número de esporias mayor tiempo de esterilización.
Para tener el mayor porcentaje de esterilización por método de calor húmedo el autoclave o esterilizador debe contener vapor saturado seco, para lograr esto se debe eliminar el aire tanto de la carga como de la cámara. Además, se requiere unas temperaturas mayores a las del punto de ebullición del agua. Las temperaturas típicas que alcanza una autoclave son de 121°C o más, para alcanzar estas temperaturas es necesario que el vapor esté presurizado al menos 1,1 Bar G. sin olvidar que las condiciones deben de ser controladas cuidadosamente para asegurar la correcta esterilización.
La temperatura requerida dentro de la cámara de una autoclave se puede alcanzar de varias maneras:
La principal ventaja de usar un generador de vapor (o el método de vapor directo) es que los tiempos de ciclo pueden ser considerablemente más rápidos, gracias a que el vapor puede estar disponible de inmediato.
En los autoclaves básicas, el agua se rellena manualmente vertiendo agua en el recipiente, mientras que algunas autoclaves están conectados a un suministro de agua directo y el nivel del agua se mantiene automáticamente.
Algunas de las unidades de Astell como el autoclave horizontal 'Ecofill' cuenta con un tanque de agua integral que, una vez lleno, puede funcionar hasta 15 ciclos repetidamente antes de reabastecerse.
Una vez alcanzada la temperatura de esterilización, se mantiene termostáticamente por el tiempo programado. Cuando se alcanza la temperatura deseada durante el tiempo requerido el suministro de vapor cesará, ya sea cortando la alimentación de los calentadores o cortando el suministro de vapor. Así, la temperatura y la presión descenderán gradualmente.
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